La Sombra
En transpersonal, cuando hablamos de “la sombra” nos referimos a los aspectos desconocidos de nuestra psique, la parte reprimida de nuestra personalidad, los aspectos de nosotros mismos que nos resultan difíciles de reconocer que se encuentran en la cara oculta de nuestro ser.
La sombra se desarrolla en los primeros 7 años de nuestra infancia, es una etapa vital que determina nuestro comportamiento y personalidad para el resto de nuestras vidas, se forma a través de nuestra interacción con el mundo que nos rodea, y las figuras de referencia como padres, familiares, profesores.
Durante esta etapa estamos en modo grabación, almacenando todo aquello que observamos, desde comportamientos a ideas que eventualmente se convertirán en creencias, responsables de moldear nuestra percepción, experiencias y mundo exterior. También encontramos dentro de la sombra emociones contractivas o expansivas, valores, habilidades, etc.
Según estudios científicos, las personas transcurren el 95% de su día en piloto automático, respondiendo y reaccionando de forma automática a los estímulos externos, que no son más que la proyección de nuestro mundo interior, sin aplicar plena consciencia de ellos, cayendo en el círculo repetitivo, albergando los mismos pensamientos, las mismas emociones y reaccionando de la misma forma y consecuentemente creando las mismas experiencias y reforzando creencias limitantes que nos nos permiten expresarnos de forma auténtica.
La buena noticia es que podemos romper con el ciclo repetitivo, pudiendo instalar nuevos “programas” en nuestra psique y disolviendo aquellos que no nos benefician.
Según Carl Jung “La sombra sólo resulta peligrosa cuando no le prestamos la debida atención”, por ello en Transpersonal usamos la herramienta de la auto-observación, la presencia y la atención plena para entrar en contacto con ella.
¿Cómo conectamos con nuestra propia sombra?
Como afirma el filósofo Ken Wilber: “Lo que amamos o aborrecemos de los demás, no son más que cualidades de nuestra propia sombra”
Existen diferentes formas de dar luz a nuestra sombra, de conocer cuáles son los aspectos que la componen. Sólo por el simple hecho de observarla, ya estamos tomando conciencia de ella, sacándola de su oscuridad y trayéndola a la luz, pudiendo re-programarla, permitiéndonos mover hacia adelante desde la consciencia plena.
Una forma de reconocerla es atendiendo al feedback de los demás, cuando atendemos a las “críticas” de nuestro entorno más cercano, el que más nos conoce, cómo nos ven los demás, nos da muchas información sobre uno mismo.
Un ejemplo es cuando un hermano nos dice que estamos actuando de forma egoísta y nos enfadamos, porque para nada pensamos que somos egoístas sino todo lo contrario, y le damos una importancia exagerada afectándonos emocionalmente, entonces hemos de tener en cuenta que aquí se asoma una cualidad de nuestra sombra. Esto se debe porque de pequeños metimos en el saco de la sombra el egoísmo para poder ser aceptado por el grupo, y al ser parte de nuestra sombra y al no tener conciencia de ello, resulta que de vez en cuando, nuestra propia sombra actúa por sí misma y aflora.
Otra forma de reconocer la sombra es analizar nuestra propias proyecciones, estas pueden ser negativas o positivas, por tanto consiste en analizar aquello que nos agrada o nos desagrada de los demás, a medida que vamos aplicándolo nos vamos liberando de cargas que no nos pertenecen, dando luz a aquellos aspectos de nuestra psique que lo único que nos pide es reconocer e integrar esas partes, permitiéndonos gradualmente entrar en contacto con el poder del ahora, un estado de pura potencialidad donde todas las posibilidades existen, donde conectamos con nuestra esencia pura y desde esa luz manifestamos la vida que tanto anhelamos, donde la paz interna reina y nos entregamos al flujo de la vida.